El olvido ha venido para quedarse.
En las sombras ya no quedan ni las siluetas
y todo se ha borrado,
como cuando el sueño nos derrota.
Ya no quedan ni las nubes después de la tormenta.
Todo arrasado.
La marea está tan alta
que en las playas nace el desierto.
Todo terminado.
Como cuando la presa es cazada.
Se apagaron las luces tan rápido
que las palabras fueron lo único que vimos.
Anochece en el mundo de la memoria.
Con los zapatos en las manos
y la mirada ya rota.
Todo apagado.
iñaki navarlaz rodríguez
Desgarrador poema, como la enfermedad. El tiempo va oxidando nuestras facultades, erosionando nuestra resistencia…
Un abrazo, Iñaki.
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Cierto Xabier, desgarradora enfermedad. Según iba escribiendo el poema eso era lo que quería transmitir, el desgarro, la impotencia, el final… Espero que en un futuro se encuentren tratamientos que al menos consigan mitigar esas sensaciones y que la calidad de vida de los enfermos mejore sustancialmente.
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