Se acuestan las libélulas del corazón
en remansos de besos olvidados,
como caídas sin peso,
con ese esfuerzo
del amor
obligado.
Salen
a veces
de las jaulas
con ese aleteo firme
que las devuelve al mundo,
a las fotos de la vida.
Iñaki Navarlaz Rodríguez
«A la contra»
Imagen de Hashan -editada