Litros de alcohol que recorren el cuerpo,
sal endulzada que alimenta la mente,
vuelos de locura que arropan el azul,
y un sórdido momento que alza su arma…
Cuando el sopor gobierna las estaciones,
cuando el vino es rey invitado,
la noche golpea el lado fútil
de un círculo enviciado imposible…
Y se levanta tras la mañana el rojo,
corretea la cabeza calva del sauce,
busca un charco de sangre en el agua
y desaparece encadenado al cartón envejecido…
Muere muriendo asesinado el viento,
salta al galope del miedo imbécil,
se arrastra el colmillo mordido en carne
y llora dios en un infierno blando…
Al atardecer se recuerda la isla,
el sol salir huyendo del día,
la flor chupar la saliva del vómito
y vivir creyendo saber matar…
Hombre, infierno, tierra en celo,
sangre, vida, lobo enamorado,
pienso, rastrojo, olor de fuego,
llave, cadena, miedo esperpento.
Iñaki Navarlaz Rodríguez
Imagen de geralt (fuente Pixabay)
Me ha encantado este poema lleno de pasión y víscera. Es un grito de poeta, a no dudarlo. Versos entretejidos con exquisito acierto, Iñaki.
Vaya un fuerte abrazo hasta ti, poeta.
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Muchas gracias Ernesto, un placer leer tus palabras. Un abrazo igualmente.
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La vida en guerra que cercena, la verdad en la escena del equilibrio que se ausenta…muy bueno Iñaki
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Muchas gracias Daxiel. Me alegro de que te haya gustado. Parece que cada vez estamos más cerca de que algún loco apriete un botón muy peligroso.
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La humanidad siempre dependió, lo triste es el hoy, ya que el poder lo sustentan un chino cabrón y un sajón bocón, el poder de ese boton, es evidente, que la humanidad ha construido esto…
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