Callado, te recuerdo escondido,
no pudiendo volver a empezar,
desoyendo los consejos,
sin terminar de crecer, demasiado niño,
quizá ciego, quizá sordo,
pero inquietantemente bello,
entre la locura y la ebriedad,
tratando de estar en soledad compañera,
deseando no acabar,
deseando eternamente ser deseado…
Iñaki Navarlaz Rodríguez
Imagen de efes (fuente Pixabay)
Un ppoema sencillamente hermoso. Iñaki, que fluye como caudal desde el primer al último verso, como ha de correr el amor.
Deliciosa su lectura. Te dejo un abrazo.
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Muchas gracias Ernesto. Un abrazo igualmente
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muy bello poema
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Gracias Vivian
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