La ciudad nos enseña sus silencios,
aquellos fantasmas invisibles
que antes siempre escondía.
El sol, golpea el cemento vacío,
nada se lo lleva todo
mientras el corazón se asoma a la noche,
y el aire, se abarrota de suspiros.
No quedan ni los ruidos en la sombra
cuando la esquina se hace rincón,
las miradas, ganan la batalla.
La luna en su cielo abandonada
regala sus ojos al desierto,
y el viento, murmura invierno y primavera,
pero parece, que nunca pasan, que nunca llegan.
iñaki navarlaz rodríguez
Recuerdos de lo cotidiano
Corazones Idiotas
Fantástico, Iñaki.
Fuerte abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchísimas gracias. Otro abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
El tiempo suspendido
en silencios que parecen
adormecer el día a día
de un año sin retorno
que nos ha robado la vida.
Muy bueno. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias Estrella, un abrazo igual.
Me gustaLe gusta a 1 persona