Amándose

Empezaban a temblar las manos y la piel,
la noche se cerraba con las caricias.
El sexo, daba paso al sueño.
El camino estaba casi andado
y volaban las miradas.
La cama era,
la primavera
toda.

Toda
la vida
rápida se venía,
en una espiral frenética,
llena de barcos y mares.
En el horizonte se dibujaban despacio
los cuerpos de la tierra en fuga.                                                                                                                                              Y el amor, caminaba imparable hacia el horizonte.

iñaki navarlaz rodríguez

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s