Demasiado lejos de la vida
caminaban aquellas sombras de los zapatos,
¡ya no paraban en todas partes!
La inocencia se había perdido en el horizonte.
De los recuerdos quedaban los suspiros
y el morder de los labios,
¡ya no quedaba tiempo!
La oportunidad se quedó escondida en un juego.
Del corazón quedaban las horas muertas
de tantas y tantas primaveras abandonadas,
¡ya no esperaban!
La mirada se puso a llenar la maleta.
Demasiado lejos de la vida
siguiendo el rumbo por inercia,
¡ya no estaba!
Se echó a andar y no miró atrás.
iñaki navarlaz rodríguez
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