Un cacique no de ron
levanta sus pezuñas y prohíbe,
usa sus tijeras con traición y
traiciona a los niños que quieren reír.
Hiere al idioma que desconoce,
hiere a la cultura que no comparte,
¡es un traidor a su tierra!
ésa que arrasa y destruye.
Y ahí va el cacique ¡padre!
rompiendo la noche y el día,
ocupando el vacío del valle de los caídos,
disparando al corazón de su madre.
iñaki navarlaz rodríguez
Crónicas Idiotas
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