Se dejaron caer del cielo como lluvia extraña,
en un viaje en barco de papel,
como asustados por las tormentas infinitas,
acorralados al final del camino,
ya sin las huellas
de los pies
que descalzos
duermen.
Duermen
para siempre,
para no volver
y dejar al horizonte
tan lejano como inalcanzable siempre,
en un iceberg de sentimientos olvidados,
aparcando las bocas y los ojos cerrados,
acostándose en el infierno de los títeres descorazonados.
iñaki navarlaz rodríguez
A la contra
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