En las zancadas de cada día
se esconden sombras y luces.
Sombras como murallas de azufre que
en las venas se convierten en muerte.
Luces como la primavera de las flores que
en las venas se hacen corazón.
Todo ocurre y todo pasa,
en velocidad,
sin descanso,
entre luces y sombras,
transcurriendo,
sucediendo,
y ya no hay freno, todo continua.
En las huellas de cada día están
el pasado y el futuro,
el tiempo ya no tiene presente,
todo cambia y nada permanece.
Sólo vemos los selfies del pasado
mientras la mirada se va hacia el horizonte.
iñaki navarlaz rodríguez
Desencuentros