En desechos de miradas furtivas
fluyen los caminos en olvido,
agarrados a las vísceras de los sentidos,
arrugados en los valles de las tripas.
Y en ese instante ya perdido
se caen las caricias de las manos,
apartadas de las palabras que nos tragamos,
despegadas de los besos que no decimos.
Entonces volvemos a nuestro nido,
a que nos cosan el pecho enfermo,
que nos levanten y dejen el corazón yermo,
preparado para volver al camino en olvido.
iñaki navarlaz rodríguez
Desencuentros
*Imagen https://pixabay.com/users/jarmoluk-143740/ -editada