En las pisadas del horizonte se dibujan
las rocas inquebrantables del corazón,
que se relame las heridas infectas,
dejando caer de entre los dedos
las manos que agarran a la respiración
en los momentos de mayor emoción.
Y es allí,
donde no sabemos estar con la libertad,
cuando nos cogemos del pecho con las uñas
y lo desgarramos para dejarlo caer al infinito
con la sonrisa disfrazada de lágrima…
Y volver a empezar.
En las pisadas…
iñaki navarlaz rodríguez
Desencuentros