En estos días de sombra y luz,
en los que el sol comienza despacio la mañana
pero arde antes de las tardes,
mi cuerpo se recoge entre las nubes y sus tripas,
como encogido ante el miedo del corazón
a que descapullen los campos,
mostrando nuevos caminos inexplorados.
Y es en esos nuevos andares
donde mis pies tiemblan desconocidos,
agarrados a la tierra de ellos brotan alas
para volar desenganchados entre las hojas,
que en su renovado verde
dejan desfilar las venas llenas de vida,
de rutas extrañas y deseadas,
que vuelven a dejar palpitar la esperanza,
esa que no puedo volver a extrañar.
iñaki navarlaz rodríguez
Desencuentros