El corazón abrumado.
La frente inclinada al vacío.
El pensamiento rompiéndose.
Así,
sin brillo,
caminan mis pies descalzos,
sin rumbo,
sucios,
como enjaulados bajo tierra.
Y las flores rotas
han dejado su aroma
abandonado en la sombra,
sin luz,
sin raíces,
resecas como mi alma después de la guerra.
Y al fin,
en el vuelo del intento de renacer,
se vuelven a caer las manos,
como lágrimas que bombea el corazón por mis venas.
Miles e interminables.
iñaki navarlaz rodríguez
Desencuentros
*Imagen de https://pixabay.com/users/wikiimages-1897/