Desaparecen los horizontes de la mirada;
huyen, rebotan contra el pasado y desaparecen,
sólo a veces se intuyen en la lejanía,
demasiado olvidados por el corazón de esta tierra.
También desaparecen los ríos y los mares;
como las venas ante la muerte se secan,
se abandonan, rebotan contra el presente
para hundir las barcas y olvidarlas.
Desparecen el sol y la luna de nuestros sueños;
rotos, rebotan contra el futuro y se esconden,
amarrados al aire y las nubes caen al infinito,
en un grito que no termina, acaban.
Y ya quedan pocas cosas, casi nada, lo último,
rozar la piel que un día nos mostró lo que no existía.
iñaki navarlaz rodríguez
Cajón desastre
*Imagen de Alexas_Fotos