Se me abre el pecho al mundo
como desterrado por las estrellas del mar,
rugiendo en cada instante al vacío,
al frío fugaz de mis latidos.
Y me abro el corazón contra los muros
que se levantan imponentes e inoportunos,
contra las máscaras mudas e imposibles
que se agolpan en mis lentos aullidos.
Y sigo…
Enjaulado en las cuevas del averno
continuando por el paseo infinito
que recorre la sangre hasta mi cerebro.
iñaki navarlaz rodríguez
Desencuentros
*Imagen de Image-NatioN