El hombre de traje gris ha salido tímidamente de su pequeño rincón para recorrer el corto camino que separa sus pasos, buscando una palabra que le guíe por la senda de la libertad, que le lleve al principio de un descanso subterráneo.
El hombre del traje gris ha huido de las miradas que rodeaban su silencioso mundo para no volver nunca a sentir el peso de la ley y de la injusticia, para saberse preso de sí mismo, y de ese modo plantar en el hielo la semilla de una manzana sabia.
El hombre del traje gris ha sabido desperdiciar el tiempo que su vida le ha dado. La luz que jamás le inspiró el movimiento de una idea distinta le cegó la vista de la memoria e hizo que su sombra llegase a desaparecer de las aceras.
El hombre del traje gris ha muerto en la hora prevista sin causar escándalo ni desolación, ha sabido desaparecer, como el caracol en su caracola, despacio, quizá demasiado, sin ser jamás color de una idea loca.
Sin sobrevolar con la mirada el límite de la realidad.
iñaki navarlaz rodríguez
Pequeños relatos extraños
*Imagen de Free-Photos