Deja que me muera.
Como las flores del invierno
y los ríos en las playas,
con ese morir despacio
para seguir camino en la tierra.
Deja que me muera.
¡Y todos los días!, volveré a mirar
como sobrevuelas la vida,
las nubes que mecen tus momentos
de tormentas y veranos.
Jamás te olvidaré pero…
Deja que me muera.
¡Qué roce cada día tus labios!
¡Qué goce de tus caderas y de tu piel!
Deja que me muera.
Porque si muero en ti vivo,
como el vuelo de las águilas
dominando el cielo y los vientos,
cada segundo de todos nuestros besos.
iñaki navarlaz rodríguez
Cajón desastre
*Imagen de Pexels