A veces sólo quiero que el camino no termine nunca,
que mis pasos se arranquen en un infinito sin parar,
sin saber el destino que nos aprieta el alma.
A veces sólo pienso que no pienso en nada,
en continuar la vida sin sendero marcado, como perdido,
encontrado en cada instante de nuestra respiración.
Y allí, en la lejanía del desconocimiento deseado,
se dan los vuelos que inexplorados nos levantan
a los días que nunca se apagan.
A veces sólo quiero que mis pasos sean mi vida,
y que no paren nunca en ninguna esquina, ¡qué sigan!
que sean el ejército contra mi destino.
A veces, muy pocas, sólo pienso que tengo camino,
y mío se abre ante mis ojos y mis piernas,
esperando ser calzada para mis pies desnudos.
Y aquí, en medio de la vida, perdido y encontrado,
sigo caminando despacio y veloz, ensimismado,
cantando cada paso que a mí me acerca.
iñaki navarlaz rodríguez
Cajón desastre