El collado de Zarate acoge desde el pasado mes de julio y hasta el 24 de septiembre diferentes actividades artísticas y culturales a través de las cuales los artistas pretenden romper la frontera entre Navarra y Gipuzkoa.
Un reportaje de Amaia Rodríguez Oroz.| Fotografía Unai Beroiz – Viernes, 17 de Agosto de 2018
La distancia entre Azkarate (Navarra) y Bedaio (Gipuzkoa) no supera los tres kilómetros. Sin embargo, una muga divide estas dos localidades y sus vecinos solo se juntan en ocasiones especiales. ¿Por qué pervive esta frontera que delimita los territorios navarro y guipuzcoano? ¿Cómo era la relación que tenían antes los vecinos de ambos lados de la muga y cómo es ahora? Reflexionar sobre estos hechos es uno de los principales objetivos de Azken Muga -la última frontera en castellano-, un festival que nació hace ya dos años con la intención de convertirse en un proyecto colectivo de intervención efímera en la naturaleza, en el que diferentes artistas procedentes de Navarra y la CAV se unen en el alto de Zarate para seguir trabajando por la recuperación de la tradición cultural y social.
Marijose Recalde, Agurtzane Anduetza, Eskerri, Alex Morlotez, Paul Montague, Helena Santano, Germán de los Ríos, Corne Nuham, Belén Arébalo, Pablo Juarros, Gotzon Huegun, Koko Rico, Virginia Sargal, Sandra Nuin, Javier Olaizola y Guillermo Olmo -director artístico del festival Azken Muga- son los artistas encargados de llenar el alto de Zarate con sus intervenciones en esta nueva edición del festival. La muestra artística, sin embargo, no tiene lugar únicamente en este collado, situado a los pies del monte Balerdi. Una gran mano roja en el centro de Betelu da la bienvenida a Azken Muga. Se trata de la pieza más grande de esta tercera edición que, realizada en gran parte por el escultor Guillermo Oslo, en colaboración con el colectivo Artola, sirve para reivindicar el rechazo a las agresiones sexistas… Seguir leyendo «Diario de Noticias de Navarra»