Se retuercen los corazones
sujetados por las garras afiladas
de los reyes del pensamiento,
ése que es único e implacable.
De las miradas que se agolpan en las jaulas
ya sólo quedan pequeñas sombras congeladas,
abandonadas a un destino de infierno
en el que las cadenas pesan más que la vida.
iñaki navarlaz rodríguez
Poesía de palabras duras