Cada noche que miro al vacío
veo las calles llenas de miserias,
de prostitutas y borrachos, de pobreza,
de asesinos y camellos, de sombras,
de hipócritas que venden su democracia
como si de ello dependiese nuestra vida,
¡y depende!
y sufro el fuego que me arde en las tripas.
Veo al cielo como apaga su luz lentamente,
como el viento es atrapado en un silbido leve,
como la pasión se serena con el miedo,
y sé que moriré porque muero…
Cada noche.
iñaki navarlaz rodríguez
La verdad muerta