En su profundidad se entierran corazones,
también vida,
mucha,
en él/ella cabe todo nuestro mundo;
el bueno, y el que nos invade.
El mar, la mar,
condensa viajes de ida,
a veces de vuelta,
ahoga y nos devuelve la vida,
nos arranca del camino y refresca la mirada.
El mar, la mar,
nos atrae y aleja,
nos cuelga ante la inmensidad,
ante su fuerza.
Nos enseña a ser pequeños…
Náufragos.
iñaki navarlaz rodríguez
Cajón desastre
*Imagen tomada en Oporto – Océano Atlántico el 14/07/2017 (propia)