Las trampas a la humanidad huyente
son infinitas jaulas de muerte,
fondos de mar como cementerios programados
por los reinos del dolar y las mentes pequeñas.
Y seguirán dándoles muerte los corazones helados
que dominan las fronteras de la tierra,
esas, que pusimos los hombres que teníamos bandera,
para escondernos del miedo de nuestras almas pequeñas.
iñaki navarlaz rodríguez
«Poesía de palabras duras»