En las sombras del pasado la memoria revive el futuro,
y en ese horizonte, el hombre pierde tiempo.
Muchos años pasan sin ser dibujo,
muchos días se agolpan bajo su mirada
para cantar a lo que se fue y no volverá.
Este adiós infinito; que arrasa;
se esconde entre los surcos de las ideas e imagina rodar,
porque ya no sabe soñar alejado de las caricias.
Y en cada instante que muere es un pez
atrapado en la red del olvido; mientras,
al otro lado del mundo suena la despedida
y ya no recuerda que sigue viviendo…
Y las luces nos enseñarán a mirar.
Iñaki Navarlaz Rodríguez
«La verdad muerta»
Gran poema, Iñaki.
Saludos.
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Gracias Isabel
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