Se me va la risa con la verdad
a escuchar cuentos que lee el viento
mientras construyo poemas para el diablo.
Y enfermo me despierto,
y caen las estrellas del cielo
porque ya no hay quién las sujete
(se fue a dormir y no despertó);
me tatué con cocodrilos la mente.
El pecho me revuelve las palabras
y las tripas el alma,
flotan en el desierto de los vientos
y ya ni siquiera oigo que me hablas.
Repiten las horas y los días:
(porque no quieren parar)
¿qué unió al diablo con mi soledad?
Iñaki Navarlaz Rodríguez
«Corazones idiotas»
Muy bueno, Iñaki!!!
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