Como si fue puta y reinó por un día,
y no tuvo palabras,
ni súbditos,
ni rey.
Una noche la muerte la besó tan fuerte
que su cabeza separó del alma el cuerpo;
y aquella ejecución sabida se convirtió
en el odio más grande cantado.
Padre e hijo lucharon con amor,
y cada luna que pasaba
era tierra que los enterraba;
hasta que el viejo murió.
¡VENGANZA!
Era tan grande su pena que
en toda su maldad no veía ninguna falta,
era tan grande su pena que
el amor era dolor y el no te quiero su condena…
Aquel último rey amante
se convirtió en demonio para su pueblo,
dejó caer su corona donde el tiempo la enterró,
y sus palabras se oyeron tan lejos
que nadie no pudo no saber que él la amó.
Y ese amor fue la vida que voló,
una cesta que bajaba el río rebosante
y se vació.
Iñaki Navarlaz Rodríguez
«La verdad muerta»
Imagen de falco -editada
👌
Me gustaLe gusta a 1 persona
Qué bonita historia…
Me gustaLe gusta a 1 persona