La noche ha llegado
con una débil lluvia inundando
los sueños del pasado.
Hoy,
han sido arrasados los recuerdos
dibujados en un muro esculpido
con las palabras de mi pequeña vida;
he logrado sentir de forma diferente,
llevándome a un instante encantado;
magia respirando en mí,
una sonrisa inmortalizando mi espíritu.
Un lobo solitario bajando al río,
mirando en sus aguas el rostro que abandona,
ha encontrado otra manada más importante,
más viva,
quizá Edén en mi piel.
La mañana me ha enseñado sus luces,
el extraño mar donde se baña mi gente,
esas tímidas miradas que me besan,
y yo amo.
Iñaki Navarlaz Rodríguez (El pasajero de la incertidumbre)
Imagen de Patrice Audet -editada