Cuando anochece, mi dormir es aventura
y entre tu espuma nado hacia ningún lugar.
Solos en la inmensidad
tus olas mojan este cuerpo insensato
que se atreve a bucearte,
donde el aire que respiramos es el mismo,
donde el coral es el color de tu piel
que me vuelve pasajero extraño
en un viaje que comenzó sin sueños.
Una voz me pide caracolas,
un tesoro con las llaves de tu playa,
entre tormentas de altamar
gaviotas prestándote sus plumas,
abrigándose con los ojos que miran mi barca,
un reflejo tan débil, tan asombroso,
y tú, poema oceánico,
que escuchas el verso del poeta,
haría el amor para ti.
Iñaki Navarlaz Rodríguez (El pasajero de la incertidumbre)
MUY BUENO
Me gustaLe gusta a 1 persona