Cuando la piel ya no la vista
seguirá mirando los labios que la mojaron,
permanecerá quieta contemplando
como un viento entierra su suspiro,
y allí,
en aquella oscuridad coloreada
sentirá que sus manos
ya no tocan,
que sus piernas
ya no corren,
cuando la piel ya no la desnude.
Iñaki Navarlaz Rodríguez
Imagen de Ipittman (Pixabay)
Qué bonito, Iñaki…
Me resulta doloroso, … pero bello.
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Muchas gracias. La belleza a veces se encuentra en lugares insospechados.
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