Por qué las fieras siguen sacando sus garras,
por qué los carroñeros siguen buscando carne fresca,
¿Por qué?
No intuyen acaso que sus presas respiran,
sienten,
aman,
miran,
hablan.
No saben que si acaban con todo
ellos también serán devorados por sí mismos,
por su avaricia,
por su odio,
por su sed,
muertos.
Y siempre quedará alguna presa
que baile sobre sus tumbas.
26/10/2017
Iñaki Navarlaz Rodríguez
Imagen de Topi_Pigula (Pixabay)