Prisionero del futuro y del pasado,
hijo de un ya pasó y padre de un ya vendrá,
sentado en el tiempo a la mesa de la hora,
esperando ese momento en que todo desvanezca,
mirando arriba y abajo, abrazado por las cadenas,
ya viejo, quizás demasiado, me llevo las penas
a un lugar desconocido que por ser es mundo
y el tiempo no pasa, permanece.
Iñaki Navarlaz Rodríguez
Imagen de Paul Cornec (Pixabay)
Brillante poema, Iñaki. Y sin embargo, con todo lo penoso que es estar preso, muchas veces acabamos así, con o si responsabilidad.
Te dejo un fuerte abrazo, poeta.
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Si estás preso ya tienes una meta. Liberarte.
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