El mundo ha pertenecido a mi nombre
y mi música se ha llevado sus palabras,
mientras, en soledad se sueñan,
las huidas de un encanto pasajero.
Al calor de un viento endemoniado
se han roto unos pensamientos equivocados,
y una luz azul ha llorado aburrimiento,
viendo pasar ante sí, un desierto enrarecido.
El invierno se ha dormido solo
entre una lluvia de espejos trasparentes
y un sabor a miel engañada,
al tiempo, que el camino recorría mi cuerpo.
El mundo ha pertenecido a mi nombre
y mi música se ha llevado sus palabras,
callado, quizá levemente perturbado,
ha hecho sonar un demonio enamorado…
Iñaki Navarlaz Rodríguez
Imagen de Jan-Mallander
Interesante interacción permanente, buena redacción e imaginación.
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Gracias por tus palabras Daxiel
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