Dios ha despertado mirando
sin abrir sus ojos que nada ven,
mientras en cada rincón de barro
se rezan en su gloria oraciones imposibles,
y a la luz del horizonte responden
los gritos de una gaviota en morirse,
al momento que vuelve a nacer
bajo la piedra santa,
otro dios asesino…
Otro dios asesino que esconde
en sus plegarias, la sangre del gusano,
enano que necesita ser encarcelado
porque no puede soportar estar vivo.
En el mismo instantes que el nuevo mesías
cae muerto por las armas del terror
de estado que no es beato, sino puto,
y ese daño que mata a dios,
¿es Dios?
Y no lo sé.
Dios ha despertado mirando al verdugo,
contemplando cómo la tormenta arrastra,
perdiendo la llave de la cadena que nos frena,
mientras, otro dios ha sacado su pistola
y le ha apuntado entre los ojos…
¡Bang!
Para después suicidarse y dejarnos solos…
esperando al último dios asesino.
Iñaki Navarlaz Rodríguez
1995 – 2017
Imagen de Unsplash
Me gustaLe gusta a 2 personas