Estas palabras que me prostituyen
son el comienzo de un tobogán
hacia ningún lugar.
Son el sueño de un momento apetecido,
la pesada lluvia inoportuna
vestida con el traje del deseo.
Y sufro por dentro mi sonrisa,
busco una mirada diferente
que me enseñe el color invisible,
que me haga llorar de verdad,
y ser la única luz de la oscuridad,
el beso inquietante y perverso
que manche el aburrimiento de rojo,
y romper con esta cadena
que frena mi libertad, mi alboroto…
Iñaki Navarlaz Rodríguez
1990 – 2017
