Un acto violento

El mundo es una puta por la que todo hay que pagar.

Quisieron calzarme con zapatos de cemento,

y cubrí mi cabeza con sangre de idiotas.

Relucen en sus casas las palabras que nos condenan.

Miedo al dolor, miedo a la alegría,

sólo un sabor amargo al final de tus días.

Se oyó un disparo en la casa de Dios,

una celda cerrarse al nacer Satanás.

Permanecer inmóvil, sin aliento, dejarse violar.

Sólo hubo un momento feliz,

y fue mamar la vida que ofreció mi madre.

La aceptación del rencor, del odio, de la envidia,

es el laberinto que guiará nuestro equilibrio.

Ya no hay respuestas que sirvan.

Los bastardos morirán igual que todos,

pero morirán bastardos.

Juegos demasiado divertidos sobre la línea blanca.

Siempre escuchamos con las orejas del culo.

No suspires otra vez, no lo pienses más,

vomita.

Iñaki Navarlaz Rodríguez

1990

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