Un ejército avanza por calles derrumbadas
como un elefante fonambulista.
Las miradas de los soldados buscan furtivas
caramelos sin envolturas,
blancos tan inmensos que apenas escapan
de las ruinas que les acechan.
Las avispas de sus espadas surcan
el viento que tienen delante,
y al final de su vuelo encuentran,
carne derrumbada…
La imagen cruza fronteras buscando
un sol que mezca con tinta
la sangre de la mañana,
más palabras que certidumbre.
Y ya de noche,
el ejército sigue avanzando,
pisoteando la carne derrumbada.
20/01/2016
«la guerra mata más personas que soldados»
Iñaki Navarlaz Rodríguez